¿Qué país meceremos?

GABRIEL ADRÍAN QUIÑÓNEZ DÍAZ
GABRIEL ADRÍAN QUIÑÓNEZ DÍAZ

El líder sudafricano, Nelson Mandela sentenció ante el Tribunal que lo juzgaba por traición a la patria: “Siempre he atesorado el ideal de una sociedad libre y democrática, en que las personas puedan vivir juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal que espero vivir, y si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir”.

Los ecuatorianos, necesitamos que próximo presidente de Ecuador tenga consciencia democrática y las cualidades humanas plenas y necesarias para iniciar la transformación de nuestro pueblo; en el que nadie se quede atrás, en el que se lidere una profunda reivindicación de la sociedad, que deje en el pasado la agresión, el olvido y la violación de derechos hacia nuestra gente, por algunos peleles políticos, que hace 4 años, juraron todo y solo los abandonaron.

Este pueblo multiétnico y plurinacional, le urge reinventarse, eliminando las lacras que impiden que se despegue hacia el progreso, inaugurando un país de derechos, verdad, reivindicación, reparación, igualdad; dejando a un lado la corrupción, inseguridad, componendas políticas, división de clases, y ausencia de justica; para que con altivez podamos legar a nuestros hijos, una sociedad basada en valores éticos y humanos, y principalmente, una solidad educación, que será el arma más poderosa que les heredaremos para perfeccionar esta transformación.

En definitiva, es la sociedad que nos toca restaurar en una misión titánica, con el liderazgo político de un presidente comprometido, con formación, ideas innovadoras, y la participación de todos. Mientras lo intentamos, es nuestra misión explicar a los más pequeños de la casa, que el país que merecemos no es este en el que lamentablemente les ha tocado vivir hasta ahora, producto de la falta de ética, la deslealtad de un desgobierno nefasto y débil. También, debemos admitirlo, producto de nuestra inacción e indiferencia.

El líder que requiere este país es aquel que, con su comportamiento, integridad, sabiduría, honestidad, valentía; conduzca a su gente por el sendero de la unidad para satisfacer sus necesidades básicas de trabajo, salud, educación.  Este líder debe tener una visión joven y profunda de soluciones, para inspirar a su pueblo y conducirlo adecuadamente.

Y en su piel, el valor de la disciplina, y veracidad para ordenar y reorganizar todo lo malo que impida su crecimiento social y económico. Necesitamos un líder con hechos y con obras, que entierre la decidía y devuelva la esperanza a millones de ecuatorianos que viven en la desolación y pobreza extrema, estigmatizados, en las sombras y sin promesas.

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