En efecto, los errores del pasado aunque no sean necesariamente nuestros los terminamos pagando en el presente y nos afecta a miles de ecuatorianos.
Si bien el gobierno ha manifestado que la Ley de Reactivación de la Economía tiene como efecto priorizar el pago de más impuestos a aquellos que más ganan e incentivar a la microempresa y el emprendimiento, nada mal en la teoría, sin embargo, probablemente el gobierno no calculó el impacto que puede generar en las personas naturales que representan a la clase media del Ecuador y que sí se están viendo afectadas por la ley.
Como ecuatoriano económicamente activo y parte del sector productivo del país considero que el impuesto a la renta es excesivo y al mismo tiempo estamos conscientes que corresponde a una contribución especial para sacar adelante al país que tanto lo necesita.
Somos consecuentes de la necesidad de tributar de manera justa como ciudadanos, sin embargo, nos preocupa que esa recaudación se diluya en seguir pagando a ese estado obeso heredado del correísmo y no en una verdadera reactivación de la economía.
Pagar la farra de 15 años del Socialismo del siglo XXI nos está pasando factura, no afecta únicamente a los ciudadanos con más ingresos, afecta a gran parte de la clase media.
No estoy seguro si el análisis de segmentación de ingresos que hace el Estado sea totalmente acertado y probablemente debería tener un ajuste o una validación mucho más pormenorizada que implique entender con mayor profundidad el verdadero impacto financiero que puede ocasionar en muchas familias.
Considero que este Gobierno en gran medida esta haciendo las cosas de manera correcta, con sentido común y con buenas intenciones, que las personas que rodean al Presidente son capacitadas y honestas, sin embargo, es necesario que entiendan los impactos colaterales que pueden generarse con impuestos que terminan afectando el bolsillo de muchos ecuatorianos.