¡Oh los noticieros!

Ángel Polibio Chaves

Hace algunos años decidí no mirar los noticieros de la televisión en la mañana, en el propósito de comenzar el día con un poco de optimismo, informándome de las novedades a través de la radio o de la prensa escrita.

En los últimos meses, sin embargo, por el confinamiento obligado por la pandemia y por razones de salud, me he visto precisado a mirar con absoluta puntualidad los noticieros televisivos y por esta razón no he querido dejar pasar la oportunidad para comentar sobre ellos.

Resulta sorprendente el tiempo que dedican a noticias que bien podían transmitir en pocos minutos, con lujo de detalles, casi morbosamente; en la pandemia, con imágenes desgarradoras de sus víctimas y de sus familiares que pugnaban por encontrar una cama en cuidados intensivos o algún auxilio para  conseguir medicinas u otros paliativos a su triste situación. Casi como si se tratase de una competencia, daban razón del número de muertos en una y otra provincia, de los contagios registrados diariamente y de las pocas plazas disponibles en los hospitales.

Pasado el peor momento de la crisis sanitaria, en los meses posteriores, hemos sido en cambio espectadores de las más impactantes escenas sobre crímenes que casi cada hora tenían lugar en alguna región del Ecuador, matizadas por información sobre escándalos de corrupción o conflictos políticos, cuando no sobre decisiones irregulares de jueces corrompidos, pícaros o ignorantes.

Por eso entendí la respuesta de un querido amigo a mi saludo, cuando me dijo simplemente que ya no sabía cómo sobrellevar su vida, pues el pesimismo casi lo había derrotado: ¡todo está mal!

Es hora ya de revisar los contenidos de los noticieros. No podemos seguir creando un ambiente tan negativo, cuando frente a cada acto desdoroso de la conducta humana, hay cien evidencias de la bondad, la inteligencia, el amor y la solidaridad.