¡Loor, Píllaro, Pelileo, Quero!

Iván Paredes
Iván Paredes

La noble provincia de Tungurahua compuesta por nueve cantones diferentes en sus costumbres, clima y demás, pero similares en sus bondades, dedicación y amabilidad, que hacen de este pequeño territorio el paraíso que la humanidad añora; y, en donde se puede admirar y conseguir de todo, desde el producto más pequeño en tamaño como en su ámbito gastronómico que seduce y encanta el paladar, sin olvidarnos de sus montañas y paisajes que inspiran a intelectuales y locos.

De ellos, tres espacios geopolíticos se encuentran conmemorando su cantonización, como lo es: Píllaro, Pelileo y Quero, lo cual, para todos los tungurahuenses se convierte en regocijo y alegría por aquel sentir de unidad y hermandad que envuelve el ser parte de la más bella región del Ecuador, como lo es, nuestra provincia de Tungurahua.

San Pedro de Pelileo, se encuentra a 2.600 msnm siendo la entrada a la región Amazónica desde el punto de vista climático, fundado en 1570, pero su cantonización se dio el 22 de julio de 1860. A pesar que ha sufrido grandes terremotos como el del 5 de agosto de 1949 o, en el 2006 cuando fue cubierta por ceniza del volcán Tungurahua, sus pobladores han sabido levantarse con esfuerzo y ahínco para convertirse en grandes industriales.

Santiago de Píllaro, tierra de valientes, aguerridos y valerosos ciudadanos que han luchado en defensa de sus pensamientos, familia y territorio, ejemplo de ello es el gran guerrero Rumiñahui, incansable defensor en la conquista española. En 1570, es fundada como Pueblo de Pillaro por la Audiencia de Quito, y el 25 de julio de 1861 su cantonización.

Santiago de Quero, que en kichwa  quiere decir ‘Vaso de mortero tallado’, por el arte de manejar la madera, es que, su historia es tan amplia y fascinante que cautiva y enorgullece su formación. Fundada en 1572 como Pueblo viejo, su cantonización se proclamó el 27 de julio de 1972 como cantón de la provincia de Tungurahua.

Respetuoso homenaje para los tres cantones Pelileo, Píllaro y Quero ¡Orgullo de los tungurahuenses!