La misión de la familia

Desechar la mediocridad
Desechar la mediocridad

Álvaro Peña Flores

 “Quien quiera construir el edificio cívico y social sobre cimientos sólidos y estables, debe basarlo en la concepción del matrimonio y de la familia de acuerdo con el orden establecido por Dios (Pio XII, Paris, 1958)”. El 15 de mayo de cada año, desde 1994, se celebra el día internacional de las familias, cuyo objetivo es conmemorar la importancia que esta célula social tiene en la educación y la formación de los hijos desde la primera infancia, fomentando los lazos y la unión familiar.

Vivimos en una época de crecientes y sistemáticos ataques contra la familia y contra la vida. Esta tendencia pone en duda la institución familiar, su naturaleza y su misión que se fundamenta sobre el matrimonio (unión entre un hombre y una mujer), marcada por ambientes muy influyentes provenientes de los medios de comunicación, el progresismo y la intervención de los gobiernos. Se ha distorsionado la percepción del matrimonio y su importancia para una vida plena y feliz.

Esta crisis demuestra que el hombre está tentado a cerrarse a la verdad sobre sí mismo y sobre el amor, a desconfiar sobre su capacidad de amar y de asumir los compromisos matrimoniales. La plaga del divorcio se extiende en países de larga tradición cristiana. El aborto hiere profundamente el alma de los pueblos y las conciencias de las personas. Y las «uniones de hecho» constituyen un grave problema social cada día más extendido.

Frente a este riesgo, es necesario ratificar nuestra esperanza en el futuro, dejándonos guiar por la verdad que viene de Dios, sin esconder la gravedad de los males que amenazan a las jóvenes generaciones, es precisamente al corazón desilusionado del hombre, que todos los hombres de fe deseamos llevar un mensaje de esperanza, dirigiendo nuestro pensamiento a aquellos que construirán el mundo: nuestros hijos.

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