Pablo Villavicencio García
En nuestra niñez, aguardábamos con júbilo la llegada del feriado de carnaval para dedicar horas a la diversión y la alegría junto a amigos y familiares, donde la única eventualidad negativa era el fin de la jornada y el retorno a la rutina diaria. No obstante, en la actualidad, esta percepción ha variado, diría yo, en un sentido menos favorable.
A través de las redes sociales, hemos sido testigos en primera fila del exceso que se registró durante estos días de carnaval, tal y como aconteció en Salinas. Numerosas personas cometieron actos vandálicos, destrozando vehículos en circulación, abriendo las puertas sin autorización en el contexto de «jugar carnaval» y sustrayendo pertenencias de los pasajeros distraídos. Este comportamiento, llegó a extremos insólitos como detener el tráfico, desnudar a una mujer y obligarla a bailar en el techo de un automóvil, generando la pregunta natural, ¿Dónde están las autoridades encargadas de mantener el orden y la seguridad?
Sin duda, las autoridades tienen una función crucial en el control de estas situaciones, pero es igualmente relevante que cada uno de nosotros asuma su parte de responsabilidad. Es preciso ser conscientes de nuestras acciones y actuar con responsabilidad en todo momento, particularmente durante los momentos de celebración.
En este sentido, se registraron accidentes de tránsito provocados por conductores en estado etílico, menores de edad en estado crítico por falta de atención, jóvenes consumiendo sustancias ilícitas en la calle, y otras situaciones que se suscitaron durante este carnaval. Ante esto, podrían objetarme que estos hechos siempre han ocurrido, y no representan una noticia novedosa. Pero, me pregunto, ¿No resulta vergonzoso que año tras año se repitan este tipo de actos que nos colocan en una posición desfavorable ante los ojos del mundo?
Es necesario tomar en serio el «chuchaqui» que se siente en estos momentos, y comprometernos a no reiterar estas conductas desmedidas, asumiendo nuestra responsabilidad y actuando con conciencia para prevenir tragedias y disfrutar de las festividades en un marco de tranquilidad y seguridad.