Desde que apareció en China el coronavirus que nos aflige, hasta estos días, hay dos temas que como profesional de la salud me agobia, preocupa y mantiene activa mi mente, y es su orden: a) la identificación de la especie animal que sirvió de puente, desde su origen hacia el hombre, tema en estudio por parte de la OMS y b) la rápida y fulminante difusión del virus en el mundo, que ha dejado perplejo a la ciencia médica humana y veterinaria, lamentablemente hasta ahora, sin respuesta convincente.
Estos temas es el claro reflejo de la importancia que tiene la ciencia veterinaria en este fenómeno sanitario mundial, pues en ambos, es la capacitada para afrontar respuestas, pero que inexplicablemente fue aislada de participar por la misma OPS desde el origen de la pandemia, pero que identificando su error, ha ido cambiando paulatinamente, hasta expresar ahora de la importancia de la veterinaria en la triada científica de “Una Sola Salud”, junto a la medicina humana y ecología, catapultada como imprescindible para afrontar en el futuro problemas como el actual.
No tienen los veterinarios especializados en el tema mucho que hablar, solo actuar, para continuar demostrando nuestra validez científica en este campo, pues ellos conocen los refugios y pasos de las aves migratorias por el mundo, que seguro en esta pandemia o en otras, jugaron papel fundamental de difusión de los patógenos.
Se conoce y hasta se colige, la importancia que tienen estas aves, que actúan como indicadores de los cambios del medio ambiente, factibles de medir el grado de afección al humano, siendo la primera barrera sanitaria de detección de enfermedades, evitando así la aparición de patologías emergentes. El rastreo sanitario de estas aves para identificar patógenos potenciales a la especie humana, es el corolario técnico que podría sintetizar para conocimiento de mis lectores, que seguro los motivara, cumpliendo mi papel de difusor de inquietudes.