La guerra en Ucrania

Giuseppe Cabrera

Rusia cumplió sus amenazas y atacó varios puntos de estrategia militar en las ciudades más grandes de Ucrania, lo hizo, además, cegando la vida de civiles, en lo que se puede ya considerar un crimen de guerra, siendo punible en el marco del derecho internacional público y humanitario.

Los argumentos rusos no avanzan a justificar el ataque inmisericorde.

Para aquellos izquierdistas de antaño, que siguen entendiendo la política internacional en términos de la guerra fría, deben entender que, en términos de la geopolítica actual no hay buenos ni malos.

En los años 70 y 80 del siglo pasado América Latina sufrió intervenciones de Estados Unidos con golpes blandos, dictaduras militares e incluso invasiones en territorio como en el caso de Panamá, Cuba o Nicaragua. Pues bueno, Ucrania ha vivido lo mismo por más de 50 años. Los países satélites del este han sido el patio trasero de Rusia y la otrora URSS.

Hasta 2014 gobernaba en Ucrania un autócrata que haciéndose con los recursos públicos amasó una fortuna y gobernó apoyado por el Kremlin, el levantamiento de los ucranianos por abrirse al mundo, ser parte de la Unión Europa y buscar el camino de la democracia y la libertad, le costó la pérdida de Crimea y una guerra civil que se sostiene en las diferencias nacionales en un territorio nacido después de la guerra fría en la que poblaciones ruso parlantes y ucraniano hablantes quedaron unificadas en una misma delimitación geográfica pero, divididos entre fronteras del este prorrusos y del oeste más europeas y/o ucranianas. Guerra civil que se ha sostenido y alargado tanto tiempo, por el financiamiento y anuencia rusa a los paramilitares separatistas que usan armas de fabricación rusa en cada uno de sus ataques.

No creo que esto termine con una anexión de Ucrania a Rusia o un avance y ocupación de otros países del este europeo como ha dicho el Presidente ucraniano o el Presidente Biden, sino cuando Rusia deponga a Zelenski del poder en Ucrania e instaure un gobierno interino presidido por sus aliados pro rusos, que fungirán como títeres a los intereses de Putin, dejando a un lado cualquier nuevo intento de formar parte de la Unión Europea o peor aún de la OTAN.