Inteligencia emocional

Andrés Ojeda Sotomayor

Andrés Ojeda Sotomayor 

¿Qué momento del día dedicamos a cultivar la estabilidad emocional? ¿Es importante conocerse a uno mismo para conocer a los demás? He de empezar puntualizando que los seres humanos somos razón y emoción. Aunque damos más prioridad a la mente que a la parte afectiva, la inteligencia de las emociones ayuda a tomar mejores decisiones, ser empáticos y tener auto confianza; fortaleciendo las relaciones interpersonales y la comunicación asertiva con las personas. Trabajar en el autodominio permite escucharse a sí mismos y a la propia conciencia, acudiendo siempre a la prudencia. Además, reduce la ira, la negatividad, la ansiedad y la depresión; derivando en el mejoramiento de la salud y la prevención de enfermedades. Una ecología mental y emocional sana, ofrece la facultad de intervenir en una crítica positiva mientras que no haya ofensas, malicia y ofrezca posibles soluciones. 

Cuando la emoción somete a la razón o viceversa, actuamos y luego pensamos, generando circunstancias que sobrepasan los límites permisibles, al punto de involucrarnos en situaciones que pueden evitarse para luego no arrepentirnos. La gestión adecuada de las emociones es beneficiosa para suavizar conflictos o bien afrontarlos con acciones efectivas. La mente es como una «licuadora» que todo el tiempo pasa dando vueltas y haciendo ruido. Hay que aprender a manejarla, antes que nos maneje a nosotros y erradicar progresivamente el ego que se confunde con autoestima. Hemos heredado de nuestros ancestros comunes la forma de pensar y hasta de sentir, ahí radica la riqueza o las carencias afectivas generacionales. Es difícil mantenerse motivados, perseverantes y con las energías positivas en momentos de dificultad o cuando las cosas no marchan como queremos; pero todo depende de la perspectiva de vida que tengamos. La sabiduría emocional no se consigue fácilmente, es un trabajo diario y constante. 

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