Hablemos desde el privilegio

Victoria Ramón
Victoria Ramón

Victoria Ramón

En el complejo tejido de la criminalidad juvenil en contextos de pobreza, es esencial que reevaluemos nuestra perspectiva, enraizada en el privilegio. 

La falta de oportunidades y el acceso desigual a una educación de calidad alimentan un ciclo desprovisto de alternativas viables, que ofertan el camino de la delincuencia como el más rentable y en lugar de abordar estas causas fundamentales, nuestra sociedad se inclina hacia políticas punitivas, pasando por alto intervenciones preventivas que podrían marcar una diferencia tangible.

La estigmatización persistente de estos jóvenes no solo perpetúa el ciclo de pobreza y delincuencia, sino que también socava la posibilidad de una solución integral. Desde nuestro privilegio, es imperativo que reconozcamos cómo las circunstancias socioeconómicas influyen en las decisiones de estos jóvenes. Abogar por políticas que aborden las disparidades económicas y brinden oportunidades deben convertirse en nuestra misión colectiva.

La propensión a respaldar medidas represivas, siguiendo el ejemplo de líderes como Bukele, conlleva riesgos significativos. Más allá de fortalecer la seguridad superficialmente, estas tácticas no abordan las raíces del problema. Es imperativo que optemos por la inversión en programas educativos, de empleo y apoyo social, proporcionando alternativas atractivas que desmonten el atractivo de la delincuencia.

Es hora de cuestionar nuestra perspectiva desde el privilegio y abogar de manera contundente por soluciones reales. Solo así podremos romper el ciclo de la criminalidad, construyendo un futuro donde la igualdad de oportunidades no sea la excepción, sino la norma.

[email protected]