En pedazos

EDITORIAL
AGUSTIN SÁNCHEZ

Es cierto y coincido, debemos dejar de responsabilizar de la situación que vivimos a quiénes fueron parte del pasado inmediato, para enfocarnos en el presente y futuro del país, pero es innegable que debemos aprender de lo ocurrido para no repetir esta triste historia. Para nadie es ajena la crisis institucional a todo nivel de gobierno por la que atravesamos, las principales ciudades que constituían un fortín para figuras de representación política se encuentran huérfanas, Quito, Guayaquil, por mencionar las principales, independientemente de quién las gobernaba, se destacaban por defender los intereses, no solo de sus habitantes sino del país entero, hoy parece que sucumbieron ante la desidia. Los alcaldes se han dedicado a tapar huecos de su administración o tratar de levantar su popularidad pensando en las siguientes elecciones, las instituciones y su prestigio se caen a pedazos, o ¿alguien podría citar un solo ejemplo actual de modelo de gestión a replicarse a nivel de gobierno local? Ambato y Tungurahua, hace no muchos años atrás, a través del Gobierno Provincial y Municipio trabajaban mancomunadamente, velando por el desarrollo e intereses de sus habitantes, éramos noticia, si de la buena, aquella que reconocía los importantes cambios que se suscitaban. Habrá existido sin duda, un sinnúmero de errores, pero sus autoridades evocaban representatividad y espíritu de pertenencia institucional. Hoy a pesar que el gobierno central cambió de mando, y ya no existe el “conmigo o contra mi “establecido por el máximo líder, las instituciones trabajan aisladamente como si se tratara de cumplir el período y no trascender en el tiempo.

Tal situación se proyecta evidentemente a escala nacional, sino fíjese en la Asamblea con una paupérrima representación y nula aceptación. Su Presidenta, llamada a defender la institucionalidad y revertir la situación del legislativo, impulsando una agenda que oriente al país a una reactivación, ni siquiera tiene claro el concepto de muerte cruzada que no se descarta pueda ocurrir en los próximos meses, ¿qué más podemos esperar? Esto impacta en el ciudadano común desconfiando de sus representantes y sistema en general, quisiera estar equivocado pero los hechos ocurridos en las últimas semanas, que evidencian una complejidad en el ámbito de seguridad, social, político y económico, nos empujan cada vez más a una implosión.