El nuevo Hitler

Shakespeare Abarca Córdova
Shakespeare Abarca Córdova

Vladimir Putín, político, abogado y exagente de la KGB, presidente de Rusia con más de 20 años en el poder, desde su elección en el 2000, es quien más tiempo ha estado en ese cargo desde la ruptura de la URSS;  aprobó una ley que lo puede mantener gobernando hasta 2036, o como buen sátrapa socialista, siguiendo la tradición de Stalin, Mao y Castro hasta que el diablo se lo lleve.

Este inescrupuloso dictador no ha dudado en envenenar a sus opositores, crímenes apegados a los manuales de la antigua KGB, que él conoce bien. El pueblo cosaco ha soportado 4 siglos de dominación autocrática de los Zares hasta 1917 y luego 70 años de totalitarismo comunista, hasta llegar a los afanes de eternizarse, de este émulo de Hitler, un Cabo del ejército alemán, convertido en dictador Nazi.

Una invasión militar como la de Rusia a Ucrania, es algo que el mundo no veía desde 1945, las justificaciones de Putín para tan desigual y cobarde agresión, como “proteger” a los ciudadanos rusos en las regiones separatistas de Ucrania, no justifican un ataque como el perpetrado, además al desmembrar esas regiones no respetó acuerdos vigentes, sobre la autonomía ucraniana y con su agresión boicoteó la reactivación y arriesga la paz mundial. Otro justificativo es la “amenaza” según Putín de que Ucrania se anexe a la OTAN y sea un peligro para Rusia; en realidad esta organización ha sido muy cauta, aún frente a la brutal invasión, y tal amenaza es sólo un pretexto más.

A Putín si le interesa la central nuclear de Chernóbil ubicada en Ucrania, pues en sus megalómanos sueños, el exKGB, piensa restaurar la desaparecida URSS; apoyan la invasión países como Cuba, Venezuela, Irán, Nicaragua y Siria; medio mundo está junto a Ucrania, como la UE, USA, Canadá, países sudamericanos entre ellos Ecuador; esperemos que la coerción económica mundial dobleguen al agresor.

Putín ha expresado que Ucrania intenta “borrar el legado comunista”, expresando que a su país «le habrían robado» tras el colapso de la URSS hace 30 años, sin aceptar que fue la rueda de la historia y los vientos de libertad y democracia los que acabaron con el obsoleto ensayo comunista, como acabarán con sus belicistas pretensiones.