Álvaro Peña Flores
¿Por qué causa tanta gracia, gusto o placer, por decir lo menos, compartir videos e imágenes sensibles? Es una mala costumbre que los humanos hemos adoptado desde que la tecnología irrumpió nuestras vidas y nos alienó. Es un impulso incontrolable, llevados por la emoción del momento, de querer tener la primicia de todo lo que ocurre en nuestro entorno, con nuestros grupos sociales.
Lo ocurrido la tarde del martes 09 de enero fue realmente terrible, sin precedentes. Terrible la situación, terrible el hecho, terribles los momentos que vivieron los implicados; y, si a eso le sumamos el morbo de la gente de viralizar el miedo y el terror, la situación es insostenible.
Mucho se ha hablado de esto, los expertos, los organismos internacionales, y nosotros los ciudadanos de a pie, sobre todo nosotros, dando consejos de cómo debería actuar el presidente al respecto y echándole la culpa a todos, de cierta forma, eludiendo la responsabilidad que tenemos como ciudadanos.
Este es un problema estructural que se empezó a gestar hace más de veinte años, lo alimentaron las malas decisiones de los gobiernos precedentes y a un costo elevadísimo que ahora lo estamos pagando nosotros. ¿Qué hacer ahora? Actuar, cada uno desde su esfera, los gobernantes como tales y los ciudadanos como corresponde.
Evitar difundir noticias falsas, no nos perdemos de nada al dejar de postear o compartir lo que para los delincuentes es alimento para aterrorizar y amedrentar. Más bien ocuparnos en cuidar de los nuestros, porque para todos también fue sorpresa ver unos niños convertidos en delincuentes, siendo amos y señores de la maldad y el terror.
Justamente desde allí debemos atacar, desde las bases, con los niños y jóvenes, porque como van las cosas ya no serán el futuro de la patria, porque se han convertido en el presente. Hoy necesitamos cambios radicales, todos dilucidamos un Ecuador de paz, de armonía y de nuevas oportunidades.