Credibilidad de los partidos políticos

Christian Pérez

La encuestadora Click Report, en un sondeo realizado a 760 personas en las ciudades de Quito y Guayaquil, entre el 12 y el 14 de agosto de 2022, y que fuere divulgado la semana pasada, revela que el 79,38% de las personas consultadas creen que los partidos políticos seleccionan a sus candidatos “a dedo”, mientras que el 20,63% dijo que lo hacen de forma “democrática”. Esta percepción contradice a la obligación legal que establece el Código de la Democracia a las organizaciones políticas para seleccionar a sus candidatos a través de procesos de democracia interna, que se debían desarrollar desde el 22 de julio al 5 de agosto pasado.

Otro dato interesante, que arrojó esta encuesta, tiene que ver con la imagen que los entrevistados tienen sobre los partidos políticos, siendo que el 87,97% de ellos tienen una mala imagen, mientras que el 12,97% tiene una buena imagen. Además, el 84,61% no confía en los partidos políticos, mientras que el 13,59% sí lo hace.

Adicionalmente, el 76,72% de los encuestados cree que las organizaciones políticas no preparan a sus afiliados para participar en política, mientras que el 23,28% sí realiza este proceso de formación. Frente a esto cabe preguntarse si el presupuesto del Fondo Partidario Permanente es utilizado realmente en actividades de formación, publicaciones, capacitación e investigación.

Las cifras no distan mucho de la realidad. Los partidos y organizaciones políticas se han convertido en maquinarias electoreras que se activan en la coyuntura electoral y arman sus cuadros en base a los intereses particulares, la popularidad y el poder económico. Basta con ver las propuestas de candidatos que se han hecho públicas frente a las próximas elecciones, donde aparecen perfiles que no han surgido de un proceso de formación política, peor aún de una selección interna.

Sin duda existe una crisis en el sistema de partidos políticos, cuya credibilidad y confianza es mínima ya que no logran responder a las exigencias contemporáneas de participación y representación, y más bien siguen manteniendo una visión centralista y vertical.