Constancia en la inconstancia

Álvaro Peña Flores

Álvaro Peña Flores

Con el afán de contribuir a mejorar el pensamiento y por ende el actuar de las personas, surge esta necesidad de querer mejorar, de querer prepararte mejor, de querer poner un grano de arena que ayude a esta decadente sociedad y, por ende, a uno mismo. Y digo “querer” porque depende de nuestro albedrío. La depresión, como enfermedad, y las emociones no gestionadas, como mal hábito a la convivencia humana, hoy en día están en su apogeo y es urgente atenderlas. 

Sin menoscabar a la psicología y a la psiquiatría que muy bien les hacen a las personas que las necesitan, como ciencias médicas, es menester, hacer una retroinspección profunda, procurando autoeducarnos, buscando otras alternativas. Epicteto nos recuerda que la serenidad y la estabilidad, en todo el sentido de la palabra, son el resultado de nuestro albedrío y juicio, no de nuestro entorno. Dice: “Pues si uno pone la precaución donde hay albedrío y obras de albedrío, al punto, junto con el querer precaverse y para ello tendrá a su disposición el rechazo” (Epicteto, Disertaciones para Arriano, 2.1.12). Gran dilema en el sistema actual, o nos sumarnos al ingente absorbente social o nos mantenernos al margen. 

“Pero si la usa – la precaución – donde las cosas no dependen de nosotros, ni de nuestro albedrío, al experimentar el rechazo de lo que depende de otros, por fuerza sentirá temor, agitación, inquietud” íbidem. La actitud estoica no es de meditaciones en montañas solitarias y templos sagrados, implica más bien, una postura pacífica en la turbulencia de la cotidianidad. 

No son fórmulas ni recetas infalibles contra la desgracia, sino más bien una invitación que “querer” emprender una carrera en donde, le encontremos sentido positivo a los problemas que acarreamos todos los días. No se trata de ser apático ante el mundo, sino más bien, ser constante en la inconstancia que diariamente nos limita a encontrar la virtud y la felicidad.