Voto nulo

Diana Luzuriaga

Diana Luzuriaga Vera

En la historia de la democracia el voto nulo ha estado presente e incluso se ha llegado a constituir en la bandera de lucha de algunos sectores que no creen en el sistema electoral o que no se sienten representados por alguna de las opciones electorales.  

De acuerdo a las últimas elecciones realizadas en febrero de 2023, el voto nulo fue la cuarta fuerza, alcanzando inclusive mayor votación que ciertos candidatos. Esta información es un llamado de atención a los partidos y movimientos políticos que no están cumpliendo su obligación de preparar a sus bases, de formar líderes preparados para resolver las problemáticas sociales, que dicho sea de paso en nuestro país son muchas.

Si nos remontamos al año 2021, los votos nulos, llegaron casi a los 2 millones, poniendo en evidencia además el descontento de la población ecuatoriana frente al actual sistema electoral. Este artículo no tiene por finalidad fomentar el voto nulo, pero sí generar una reflexión sobre lo que está sucediendo. 

Un dato relevante sobre los votos nulos o blancos es que, si bien no se suman al binomio ganador, sí podría beneficiarlo para que gane en primera vuelta. Esto ocurriría en el siguiente caso: si el voto nulo llega al 30%, y del universo del 70% de votos legítimos un candidato obtiene el 40% con una ventaja sobre el segundo candidato del 10%.

Se dice que el voto nulo es un instrumento electoral que da voz a la inconformidad del electorado, pero ¿se está escuchando esa voz? Hay que prestar atención porque de acuerdo a los datos consignados cada vez se sube el tono. En esa línea estaremos atentos al accionar de los nuevos gobernantes que se elegirán este 20 de agosto de 2023, pues del cumplimiento de sus promesas de campaña dependerá que esa voz mengue o se convierta en un grito tan alto que nadie podrá callar. Tengan presente la frase de Pierre Proudhon “El pueblo es uno de los poderes cuyas explosiones son las más terribles”.

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