La articulación de los territorios debe sostenerse mediante el diálogo. Santo Domingo por su dinámica comercial, agrícola, ganadera, agroindustrial y muy pronto industrial va consolidando su nombre en el mapa productivo del país.
Los polos de crecimiento económico que van de la mano del poder político se han desarrollado en Quito, Guayaquil y Cuenca, con ellos grandes inversiones que se expresan en emprendimientos productivos se han desarrollado en estas ciudades llegando a ocupar grandes extensiones de terrenos en parques industriales, pero ya están saturados y se requiere de nuevas zonas para desarrollar estas actividades.
La Ley de Fomento Productivo, da incentivos tributarios a los nuevos emprendimientos que se desarrollen en ciudades que no sean Quito, Guayaquil y Cuenca con el objetivo de dar un impulso a las ciudades intermedias como son: Santo Domingo, Machala, Ambato, Manta, Loja, Quevedo y otras. Con esta proyección del crecimiento productivo en el país, es muy importante que nosotros como Santo Domingo brindemos condiciones amigables para atraer estas inversiones, que tendrán exoneración de hasta 10 años de no pago de impuesto a la renta y que estos recursos sean reinvertidos en la empresa.
Instituciones públicas y privadas deberían analizar cómo mejorar procesos para atraer estas inversiones, ejemplo, el Gad Municipal generar una ordenanza que exonere de ciertos pagos y agilite la obtención de los permisos y todos los trámites que se deban obtener, es decir hacer una mesa de trabajo donde se determine un tiempo promedio en que se entregue todos los permisos y viabilidad para que estos proyectos se desarrollen en nuestra ciudad.
Necesitamos empoderamiento de las Cámaras de la Producción e Industrias para que lideren este proceso que va a traer beneficio para todos y realmente ubicará a Santo Domingo como la tercera ciudad en importancia económica.