Éramos considerados una «isla de paz», en medio de «sendero luminoso», MRTA, FARC y ELN.
Pero el 2007 tomó el poder una organización criminal vinculada al narco-terrorismo internacional, que sometió a Ecuador a leyes diseñadas para favorecer el delito y proteger a los criminales; desarmó a la población civil; anuló la legítima reacción de la fuerza pública ante el hampa; permitió que la delincuencia se tome espacios públicos, políticos e infiltre las instituciones y la fuerza pública; entregó el territorio a la vigilancia de los servicios secretos de Cuba y Venezuela, a través de infiltrados del G2cubano; desmanteló él Servicio Secreto del CCFFAA (2008); eliminó la Unidad de Investigaciones Especiales UIES; desarmó la estructura que permitía identificar, investigar y desarticular las organizaciones de narcotráfico y subversivas que operaban en Ecuador y el exterior (2009); suprimió el Grupo de Apoyo Operacional GAO, entrenado por especialistas de Israel, EEUU y Francia (2009); desmontó operaciones de seguridad; anuló sistemas de Inteligencia del Ejército, Marina y Aviación (2010); desarticuló la defensa de la integridad territorial; creó una Secretaria de Inteligencia SENAIM, para perseguir a la disidencia política; prohibió la presencia de bases militares extranjeras; desmanteló la de Manta que tenía por misión el control del narcotráfico internacional, la detección de naves y aeronaves que trafican personas, equipos, dinero y armas; impidió que aeronaves aliadas reciban auxilios, con intención de favorecer al narco-terrorismo; otorgó a extranjeros, los mismos derechos que a los ecuatorianos. La solución es desarmar el narco-Estado, armado durante la década infame 2007-17.
El presidente debe disponer al CNE que convoque a Consulta con las preguntas que ya están aprobadas por la Corte Constitucional, mediante Dictamen 7-19-RC-19, que son las únicas que desestructuran el narco-Estado instaurado en la Constituyente de 2008. Todo patriota, demócrata, libertario, debe exigir al régimen que lo desarme. Para ello trabajamos, desde 2019.