Rogelio Morales Cattani
Los que hacen negocios y fortunas con dinero ajeno (banqueros o financistas) no siempre se dedican a actividades productivas; básicamente, son intermediarios que no crean mucho. Generalmente, angustias cuando los intereses son de un chulco indebido. Ahora algunos aspiran a los premios Nobel.
La gente ligada a instituciones financieras tiene fijación por “lavarse la cara”, en 1968, iniciaron con la designación del “Premio de Ciencias Económicas del Banco de Suecia en memoria de Alfred Nobel”, pretendiendo, a los casi setenta años de haberse iniciado con los Premios Nobel, celebrarlo creando un premio dedicado a la economía. Alfred Nobel dejó su fortuna para que se instauren solo cinco premios en las siguientes categorías: física, química, y medicina, en el campo de las ciencias; literatura y, en el aspecto social, la paz. Así que el Premio Nobel de Literatura no fue idea de Alfred Nobel, sino del Banco de Suecia para conmemorar sus trescientos años de fundación.
Cuando falleció Ludvig Nobel, (hermano mayor de Alfred Nobel), la prensa francesa se equivocó y sin contrastar la noticia, supuso que el fallecido era Alfred y no Ludvig. El diario L´Idiotie Quotidienne publicó: “El mercader de la muerte ha fallecido, el Dr. Alfred Nobel, quien se enriqueció al encontrar maneras de matar a más gente de forma más rápida que cualquier otra persona con anterioridad, … murió ayer”.
Esta pifia periodística, que la leyó el propio Alfred Nobel, le alertó cómo a su muerte sería recordado y pensó una manera honorífica de mejorar su imagen y así lo hizo, dejando un legado de generosidad más positivo que el de haber inventado “la dinamita”.
Reitero, Alfred Nobel solo heredó para otorgar cinco premios, el restante, el de “economía”, es un invento de los banqueros que, en otras instancias, crean las famosas “fundaciones”, o aparentan magnanimidad con la gente pobre. Cuidado, porque generalmente lo que buscan es “lavar su imagen”.