Verónica Narváez Terán
Desde la ciudad de Santo Domingo, es un auténtico privilegio contar con una variedad de lugares tan fascinantes y cercanos para explorar. A tan solo 10 minutos de aquí nos encontramos con algunas comunas Tsáchila, donde podemos sumergirnos en la rica cultura de esta comunidad indígena y admirar su conexión única con la naturaleza.
Así mismo, otros destinos como San Gabriel del Baba o Julio Moreno también nos esperan a tan solo unos minutos de distancia. Además, a solo 35 minutos, nos aguardan las impresionantes cascadas en la parroquia de Alluriquín, y así más lugares de una belleza natural asombrosa que merece ser contemplados.
Hoy la provincia se enorgullece de contar con ocho áreas de conservación declaradas verdaderos tesoros naturales que protegen nuestra biodiversidad y preservan la magia de los ecosistemas locales.
Es admirable cómo la naturaleza se encuentra a nuestro alcance, incluso aquellas zonas que pueden parecer más alejadas, como la Reserva Hídrica el Manantial en el recinto Chitoa, parroquia Alluriquín, que a poco más de una hora y medios de camino nos recompensa con paisajes inigualables.
Esta responsabilidad de proteger nuestros bosques y fuentes hídricas no solo beneficia a nuestra provincia, sino que también tiene un impacto significativo en otras regiones del país. Además, cuidar nuestros recursos naturales es fundamental para salvar nuestra cultura Tsáchila, que está estrechamente ligada a la naturaleza y a la sabiduría ancestral que se transmite de generación en generación.
En vísperas del Día Internacional de las Poblaciones Indígenas, es importante recordar la profunda conexión que estas comunidades tienen con la madre Tierra. Representando menos del 5% de la población mundial, estas poblaciones nos enseñan la importancia de vivir en armonía con la naturaleza y despertar la conciencia sobre la necesidad de cuidar nuestro entorno.