Nueva mutación

José Manuel Aguilar Reyes

La variante ‘ómicron’ mutó, originando un nuevo subtipo viral que la ciencia médica se apresuró en llamarla B.A.2, para diferenciarla de su progenitora, conocida como B.A.1, tratándose entonces de un cambio genético de ella y no una nueva variante, cuyas primeras expresiones de patogenicidad indican un comportamiento similar a su tronco genético; sin embargo, desde el 6 de diciembre anterior hasta los primeros días del presente mes de enero, que se conoce su presencia en más de 40 países europeos, la ciencia la mantiene en investigación, para conocer su verdadera malignidad.

Como los virus contaminan tan rápido al hombre y los animales en la tierra, se espera que muy pronto aparezca en nuestro continente, reemplazando a su matriz, que en este país (EE. UU) la variante ómicron es la responsable del 95% de casos existentes, pero como queda expreso, con un poder de contagio muy alto y malignidad baja, no siendo problema mayor para quienes han recibido las tres dosis de vacuna ARN.

En medio de todo este revuelo de preocupación, paralización y muerte que la pandemia sometió al mundo, empiezan a escucharse voces de estímulo, en especial de la OPS, cuyo responsable para Europa, indica que el 2022, es el año de inicio de la desaparición de la pandemia para transformarse en endemia en los próximos años, basando su afirmación en la abrupta aparición en ese continente, de la variante ómicron, que es la responsable del 60% de los casos; y con ello, aportar a conseguir elevar el nivel de protección en la población, que sumado a la vacunación que avanza, se logrará inmunizar una gran masa humana, cercana a la inmunidad colectiva o de rebaño, que es la meta ansiada por los epidemiólogos, beneficio que empezaría en el viejo continente, para seguir luego en el americano, sin dejar de recomendar las medidas de higiene, personal y colectiva, que debe transformarse en rutina en el hombre contemporáneo.

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