Nuestro temperamento  

Debihd Alcívar

Los seres humanos nacemos con un temperamento propio que es la reacción natural, innata y espontánea del individuo ante un estímulo externo, deberíamos conocer cuál es nuestro temperamento para así utilizarlo como un aliado para alcanzar nuestras metas, construir una convivencia armónica, potenciar nuestras virtudes y de esta manera desarrollar nuestro carácter, que es la forma como queremos ser reconocidos por los demás y que es aprendida a través del medio ambiente que nos rodea. 

Hipócrates manifiesta cuatro tipos de temperamentos: Sanguíneo, colérico, flemático y melancólico. 

Los individuos con temperamento sanguíneo tienden a ser cálidos, comunicativos, contagiosos, narrador extraordinario, indisciplinados, egocéntrico, exagerado, entre otras características. 

 Los individuos que poseen temperamento colérico son llenos de planes, activos, prácticos, voluntariosos, independientes, rencorosos, dominantes y fríos. 

Los melancólicos son analíticos, perfeccionistas, amigo fiel, conoce los obstáculos y los peligros, se esfuerza, posee gusto artístico, es variable, vengativo, encerrado y posee poco control de sus emociones. 

Los flemáticos son calmados, tranquilos, fácil de tratar, conciliador, pacificadores, organizados, indecisos, egoístas, negligentes, faltos de valentía, tacaños. 

Teniendo presente que con el temperamento se nace, necesitamos conocerlo para mejorarlo y manejarlo, desarrollando nuestro carácter que es la capacidad que por medio de la educación se puede optar por el ejercicio de las cualidades

Depende de cada uno de nosotros desarrollar una educación, una enseñanza que nos autoforme, nos eduque y saque lo mejor con un esfuerzo continuo. La filosofía nos ayuda con este propósito, puesto que es la herramienta como diría Platón que hace que se despierte el carácter y se logre así dominar el temperamento. 

Nueva Acrópolis Santo Domingo