Orlando Amores Terán
No es un asunto de personas. Es el sistema narco-Estatal el que está construido sobre una gran hipocresía, en base a mentiras y corrupción generalizada.
La actividad del hampa política se basa en una gran mentira, en la capacidad para corromper a las masas con la compra de votos, ofreciéndoles «derechos» al trabajo, a la vivienda, a la seguridad social, a la educación a la salud gratuitas; identificando grupos sociales de presión a los que les otorga privilegios, subvenciones, «obras», con cargo al dinero que sustrae del ahorro de los contribuyentes.
Pero cuando los ciudadanos comunes piden que no se critique a un mandatario mentiroso y traidor, porque todos mienten, y con ése argumento se le justifica; debemos ponernos a pensar seriamente, en la clase de sociedad que estamos construyendo. Es similar al aforismo amoral: «no importa que robe, al menos hace obras», «todos roban», «si van a robar, roben bien».
Una sociedad fundada en la mentira, en el servilismo, en el robo, está condenada a diluirse entre el hampa y la corrupción.
Una sociedad en la que todos estamos conscientes de que el hampa política nos engaña y además, manifestamos nuestro deseo de que nos siga engañando, no construye un país, sino una inmensa cantina, llena de sujetos que hacen de la mentira una religión embriagadora, a tal punto que en su desvarío consideran al «populismo» la mayor amenaza para la «democracia», sin percatarse que la democracia «per se» es populista, porque no existiría, si no nos hiciera creer que con las próximas elecciones, eligiendo a los mismos vinculados al hampa política cortoplacista, cambiará nuestra existencia.
Presenciamos de éste modo, la infantilización de las masas, la estupidización de las supuestas «élites» prebendarias.