Migraciones

Rogelio Morales Cattani

Rogelio Morales Cattani

En el Ecuador de las últimas décadas, se han producido varios tipos de migraciones y, en ciertos momentos, unas con dramas que otras. Cuando ocurre este fenómeno de manera brusca y espontánea, es consecuencia a varios factores que se presentaron en la tierra donde se nació y creció, que lastimosamente obliga a que importantes grupos poblacionales tomen esta difícil decisión, que significa alejarse de personas y lugares queridos para iniciar una nueva vida llena de expectativas e incertidumbres. Nadie emigra de un lugar donde vive feliz, con facilidades de trabajo, seguridad, salud y educación, esta realidad de varios factores, tiene varios responsables y todos “tienen vela en ese entierro”.

Otras formas de migración, o más bien de “volunturismo”, aunque en menor proporción, se hace desde países desarrollados hacia los que están en vías de desarrollo. En los últimos años, es importante el rol que ha tenido ‘la generación millennial’ que asomó básicamente a mediados de los ochenta y se prolongó hasta finales de los años noventa. Para ellos, en su gran mayoría, se trataba de experimentar una aventura diferente que signifique sentirse útiles ayudando a personas que no tienen casi nada. Acciones loables, aunque algunas de ellas, disfrazadas de ‘fundaciones’, hay que tomarlas con pinzas, en especial cuando en su accionar camuflan consignas políticas anacrónicas y fracasadas en muchos lugares del mundo.

Existe un segmento importante que se auto califican de emigrantes o ‘perseguidos políticos’. Son aquella minoría que se fugó de la patria con el dinero de la mayoría. Estos no son migrantes, sino prófugos que han huido, o “han puesto los pies en polvorosa” y viven en el exterior sin trabajar, ‘asilados’ o alcahueteados por ciertos líderes cuestionables y cuestionados

Migrar es una condición natural que no significa huir, los que huyen no es que han migrado, han robado; y, por tanto, no se los puede llamar migrantes, sino prófugos.

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