Mendicidad

Henry Basurto Jimbo

Henry Basurto Jimbo

Al recorrer las principales avenidas de Santo Domingo, no es difícil darse cuenta la innumerable cantidad de personas que, lamentablemente, su vida se tornó un caos, en el que se han visto obligados a recurrir a las peticiones y súplicas por una limosna. Es duro ver que a quienes les ha tocado vivir de esta actividad oscilan en una edad en la que evidentemente encontrar un trabajo formal es verdaderamente imposible. Ni pensar siquiera que puedan tener las tres comidas al día que el cuerpo necesita.

Me pregunto si nuestras autoridades viven en una bola de cristal en las cuales las necesidades de quienes no tienen no les afecta, o que si el hacer algo en favor de ellos es políticamente incorrecto. Es verdad que ellos no van a financiar una campaña política ni que tampoco van a tener la oportunidad de darles una pauta en un medio de comunicación. Sin embargo, por una cuestión moral, es bien visto dar a quienes no tienen nada.

Desde el azote mundial de la pandemia, el número de quienes no tienen voz y los olvidados creció exponencialmente. Los desempleados pueden contarse por montones, de los cuales, la economía nacional se ve afectada, siendo que ésta se estanca, sufriendo el resultado nefasto los más pobres. Una realidad que parece que es difícil de erradicar, pero si quienes están en el poder siguen pensando en sus propios vientres, este mal no desaparecerá.

Gastar millones de dólares por asfaltar una calle o para que un artista internacional venga a dar un concierto parece ser más importante que darle de comer a un niño con hambre y que sus padres viven en una dura angustia, parece ser más importante que darles un lugar digno para vivir. 

La doble moral de la clase pudiente es increíble, pero no se preocupen, que la campaña ya mismo empieza y ahí si la fotografía hipócrita luce bien para dar una apariencia de santurrones.

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