Rogelio Morales Cattani
Existe un “mito” conocido como “huelga a la japonesa”, que supondría que los trabajadores de esa parte del mundo, cuando se sienten afectados por salarios inadecuados, en lugar de paralizar las empresas y causar pérdidas económicas que obliguen a los directivos a negociar, “se dice” que reclaman trabajando más, de esta forma presionan a los dueños de las empresas a no poder tramitar los excesos de producción y tener dificultades para almacenar los productos que colapsan las bodegas. Suena bien, pero eso es un “mito” porque cuando en la fábrica Toyota posterior a la guerra hubo sobreproducción de vehículos, despidieron trabajadores y los empleados respondieron con una huelga que no fue a la japonesa.
Hay “mitos” que lo han tomado como reales y han extrapolado al actual estado de inseguridad que afecta a la sociedad ecuatoriana agredida con asesinatos, sicariatos, extorsiones, y ya han asomado descriteriados que creen que la violencia se combate con más violencia.
Por otro lado, en campaña electoral el candidato Noboa (hay que acostumbrarse a que por “sécula seculorum” tengamos un Noboa en la papeleta presidencial), este joven político piensa que el gasto corriente del Estado se soluciona aumentando el número de burócratas y de ganar las elecciones ofrece aumentarlos. Solo él está convencido que la burocracia se combate con más burocracia. No coman cuentos, tomen Quaker y eso no es un “mito”.
Otro “mito”, es el de las autoridades judiciales y policiales que creen que “con la misma lana del perro se cura la mordedura”, pero eso es en el chuchaqui y en la realidad cometen el error de trasladar a la Penitenciaria del Litoral al único sospechoso del asesinato del alcalde de Manta. Lo reubican justo donde están los grupos delincuenciales que se supone, planificaron y ejecutaron el magnicidio. Aparentemente, ya le han juzgado y sentenciado a la pena de muerte, porque seguramente en ese lugar “lo pueden callar”.