Hogares en crisis

Luis Intriago Luna

Luis Intriago Luna

Hace más de 40 años, la sociedad latinoamericana entró paulatinamente en una crisis de valores morales como producto de algunos factores que se fueron acentuando, quizás por la crisis económica que desencadenó una vorágine de problemas y dificultades. Entre otros, lanzó a la mujer y madre a la calle a emprender diversas actividades laborales para apoyar el sustento del hogar, y con ello, se produjo el gran vacío que evidentemente afectó la conducta emocional y psicológica de los hijos.

 Avanzó el tiempo y se produjo la migración de  progenitores al exterior para lograr una estabilidad económica, sin avizorar el tremendo daño que ocasionaron a los hijos. Como es obvio, los menores necesitan del amor, la disciplina materna y la autoridad del padre para un equilibrado crecimiento.

Este fenómeno socio familiar provocó una hecatombe en el orden familiar. Es obvio que, a la vuelta de muchos años, consiguieron construir su casita y solo eso, una casita. Porque el hogar jamás se volvió a constituir por la destrucción de la familia. Hijos solitarios, que generalmente fueron tomando caminos equivocados y tentados por las drogas y otros delitos vinculantes.

Hoy estamos sintiendo aquellas decisiones sui géneris que nos están hundiendo como sociedad, pues estamos evidenciando la destrucción de los jóvenes. Las razones son muchas, además de las que acabamos de anotar. Como si fuera poco, la presencia de los distractores tecnológicos están causando mucho daño a la niñez. Además, las autoridades incompetentes, como las educativas, al tratar de ensayar con la supresión de las asignaturas de valores morales, cívicos y espirituales del pensum escolar.

Para retomar el rumbo y encontrar el camino, sería imprescindible la implementación de una escuela familiar con sendos programas orientadores, tanto a padres como a hijos y maestros, en valores humanos desde la niñez. Esto fortalecería una sana conducta y se debería  replicar en todo el país.

Debemos recordar lo que decía Confucio: “educar al ser humano solo intelectualmente y no moralmente siempre constituirá una amenaza para la sociedad”. Hasta que las autoridades educativas acepten la sugerencia de los experimentados, que Dios nos ampare.

[email protected]