Verónica Narváez Terán
Reconozco un caminar tan labrado en la cimentación de la gestión ambiental en la provincia, que en el ejercicio de funcionaria me han llevado a pensar que se han agotado mis fuerzas, y es ahí donde entiendo que la ilusión y pasión por lo que uno cree trasciende el agotamiento del día a día y me repito constantemente: «hay permiso para descansar, pero no para rendirse», y en ese ejercicio somos equipo, somos colectivos, somos muchos ciudadanos con la intención de lo que nos urge: proteger el agua, conservar los bosques, cuidar las franjas de protección, frenar la tala, abogar por la gestión adecuada de los residuos sólidos, sensibilizar ante el cambio climático en todos los niveles. Sí, si hablamos de ambiente, de acciones por el clima, son muchos frentes de acción.
Hoy, ante nuevas autoridades y las que pronto llegarán al territorio, transmito un breve resumen de acción en la línea ambiental. A mi parecer, el gran paraguas de atención es el cambio climático, y en la urgencia de atención están los riesgos presentes inminentes que ya enfrentamos y enfrentaremos en el futuro inmediato.
Para atender los impactos, tenemos medidas de mitigación, adaptación y resiliencia, las cuales se integran en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Ahora, para el cumplimiento de los mismos, contamos con varias herramientas, como son: las soluciones basadas en la naturaleza y la economía circular. Es decir, en el tiempo se han logrado alinear acciones integradoras que atienden las necesidades ambientales, pero van de la mano en la práctica efectiva de cubrir también necesidades económicas y sociales. Por eso la tarea de fortalecimiento de capacidades es importante para todos, especialmente, sin duda, para las nuevas autoridades electas y poder caminar en el mismo norte.