Gonzalo Yépez Palma
Los resultados preliminares de la consulta popular dan un cierto respiro al Gobierno y a los ecuatorianos por varias razones. Desde un principio, hubo campaña desinformativa de parte de grupos opositores al gobierno y provocaron en el colectivo cierta apatía al hecho democrático. Incluso, la situación se agravó con la incursión en la embajada mexicana, la debacle en el sector eléctrico y varios hechos delictivos de mayor incidencia.
El gobierno de Noboa apuntala su gestión en el resultado de varias preguntas, como por ejemplo, el apoyo de las Fuerzas Armadas a la Policía Nacional en temas de seguridad interna del país. El tema de la extradición, la tipificación del porte de armas, el incautar bienes adquiridos por corruptos y que pasen a poder del Estado, entre otras preguntas que, para muchos, fueron en vano. No así, se le va de las manos la nueva modalidad del trabajo por horas que pretendía reducir los índices de desocupación laboral y el arbitraje internacional, cuyo interés general era darle al Ecuador mayor confianza internacional para la inversión.
En general, los resultados son alentadores y crean un ambiente de esperanza. El Gobierno gana con la consulta, pese a la oposición de varios sectores políticos que plantearon la campaña del NO en plancha y que ahora se dicen ganadores por el No en las preguntas D y E. Los ecuatorianos sienten alivio por este favoritismo, pero demandan el fiel cumplimiento de las ofertas de mejorar la seguridad, frenar la delincuencia organizada y acabar con la corrupción. Es un reto grande que tiene el Primer Mandatario que abiertamente se ha manifestado por la reelección, cuando estamos a menos de 10 meses de la próxima contienda.
La Asamblea Nacional será otro termómetro de medición que, en adelante, tiene tarea legislativa urgente para atender los resultados positivos de la consulta. Estamos pendientes del posible juicio político a la Fiscal Salazar y de otros protagonismos de última hora que se han creado para justificar su presencia en el legislativo.