El arte de amar

Zuanny Miñaca Toro

Desde la antigüedad el arte y el amor han estado arraigados en la vida de las personas. Dos palabras bisílabas con significados extensos. Cuando pensamos en música, pintura, poesía, etc., la palabra arte viene a nuestra mente. La RAE define al arte como el conjunto de técnicas para realizar una actividad, por otro lado, la palabra amar es un verbo, conjugado de la palabra amor; que significa sentimientos del ser humano.

“El amor es el arte, y como toda clase de arte, necesita su proceso de aprendizaje, que debe comenzar en lo teórico y ser llevado a la práctica” (Fromm, E.).

Personalmente, clasifico al amor en cuatro puntos: amor a Dios, amor a la familia, amor propio y amor al prójimo. Como cristiana considero el primer punto como el más importante en este pilar, ya que es infinito y constituye pureza, el sentir y ver reflejado este amor en nuestra vida es algo inexplicable, las raíces del amor verdadero. El segundo punto, la familia. Aquellos que nos acompañan en el transcurso de nuestras vidas, que nos guían con valores y principios, el nido al que siempre queremos volver y al que le debemos gratitud y respeto. El tercer punto, amor propio. Este amor debe nacer en cada uno de nosotros, respetarnos y valorarnos, debe construirse desde el amor verdadero y no desde el ego. Finalmente, el amor al prójimo. Si tenemos claros los puntos anteriores, este se da por añadidura, dar sin esperar nada a cambio mostrando la bondad del corazón.

El arte de amar puede ser expresado y demostrado de varias formas. Muchas personas pasan por nuestra vida, mientras otros llegan y se quedan. Al final lo que prevalece son los recuerdos buenos. Y como dice José José en una de sus canciones: “Es que todos sabemos querer, pero pocos sabemos amar”.

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