Verónica Narváez Terán
Hoy cumplo años, son unos tantos en la tierra y considerando los ciclos de la materia, son otros tantos en la eternidad del universo.
Y pensando en los ciclos de la materia llego también a los ciclos de la vida, sus etapas con nuestros pensamientos y sentimientos, ideas, ilusiones y desilusiones, nuestras sonrisas, acciones, tristezas, corajes, como vamos cambiando y rescatando la verdadera esencia de nuestro ser. En este camino llamado vida, es donde nos encontramos con tantas almas, unas nos acompañan tanto recorrido como pueden y otras vienen y se van. Ante esto, creo que las personas también tenemos nuestras estaciones, vivimos cíclicamente nuestro invierno, primavera, verano y otoño.
Hoy me siento en otoño, desprendiéndome de mucho, y suelta al viento, he dejado mi corazón por muchos lados y bosques, tengo recuerdos en la pupila y el alma. Reconozco que en la vida podemos sentir morir muchas veces solo para volver a entender que somos mariposas en un mismo cuerpo.
Hoy escucho menos las quejas y más las palabras amables, me miró de lejos y aprendí a respirar, sí respirar, así con el diafragma (abdomen, no pecho), no rezo, pero sí agradezco y a diario despierto con mis ángeles de la tierra (mis hijos). Tengo una lista de propósitos, y seres cercanos que me acompañan en la intención del ahora.
Con todo eso, tengo como usted, un gran álbum de la vida, seguiremos coleccionando momentos, emociones y sanando heridas que ni conscientes somos de tenerlas, afinando el filtro de quienes ingresan a nuestras vidas, lo que se queda y se va. Pero eso sí, nunca, nunca estáticos ni conformes, como en un guión de película, la tremenda película de su vida.