Dobles vidas

Henry Basurto Jimbo

Henry Basurto Jimbo

Cada persona que emprende una determinada actividad en favor de cumplir sus ideales, se propone hacerlos con la plena convicción de alcanzarlos. En ese sueño, las grandes ideas, por lo general, se encuentran encaminadas a dar esos pasos dentro del ámbito de la ley, lo justo y lo correcto, dando como resultado la felicidad y satisfacción del deber cumplido. Más aún, cuando de sacrificios se ha forjado el cumplimiento de las metas.

El buscar atajos para alcanzar el éxito es bastante fácil. Y cuando me refiero a ello, específicamente quiero decir de trampas que, en el resultado de ese objetivo, alguien terminó perdiendo, alguien terminó sufriendo y alguien pagará los platos rotos. Mantener ese tipo de vida le hace aparentar un éxito sublime ante la esfera de la sociedad, pero en el ámbito personal, sabe que es empezar a morir cuando el mundo simplemente se derrumba ante él.

Mantener una vida llena de apariencias es buscar la aprobación de los demás, aún cuando lo que se hace realmente no es muy aprobado en el fuero íntimo. Cumplir las expectativas de la sociedad simplemente es renunciar a lo que realmente se quiere hacer. Quizás por el hecho de que la sociedad misma no presta las condiciones para emprender el sueño hace que la frustración se traduzca en desesperación, y se termine sucumbiendo ante los lazos del mal.

Sostener la vida de lujos cuando precisamente se cuestiona el método para obtenerlo no debe ser motivo suficiente para alegar una vida de éxito. Pues, no precisamente el éxito se debería medir en lo material, sino en lo inmaterial, como cuando se puede ver la luz del día, disfrutar de la brisa del mar o aún del abrazo de un ser querido. Ese tipo de vida, de las cosas sencillas, simplemente parece ir muriendo, cuando nuestra sociedad nos obliga a vivir una doble vida, una que quizás no queremos pero que el mundo la ha definido como algo bueno.

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