‘Desde mi privilegio’

Ruby Mena Melo

Ruby Mena Melo

‘Hablar desde el privilegio’ es un término útil y apropiado, y es importante reconocer cuando alguien o uno mismo cae en este comportamiento.

La palabra privilegio es un concepto específico emanado del derecho y que significa la exención de una obligación o venta exclusiva o especial de la que goza una persona por concesión de un superior y que está reconocida jurídicamente en la facultad que otorga una autoridad superior o en alguna ley.

En teoría, los privilegios se constituyen como mecanismos de la superestructura que no hacen sino cumplir con la misma función del Estado: regular, proteger y garantizar el mantenimiento del poder por parte de la clase opresora.

Desde luego, por gozar de este presunto privilegio, algunos creen que un privilegiado no puede emitir una opinión sobre ciertos temas.

Por supuesto, existe el derecho a opinar, pero ¿qué pasa cuando esas opiniones se expresan sin saber el motivo, de manera ofensiva o incluso con fines discriminatorios o intereses especiales? ¿Qué privilegio pueden sentir personas que no conocen en absoluto la realidad de la que están hablando para poder opinar tan alegremente sobre ello?

Tu privilegio puede verse atacado cuando otros luchan por sus derechos, sin embargo, cuando uno toma conciencia de otras realidades y comienza a comprender sus propias ventajas frente a otras sociedades, tu perspectiva puede cambiar.

Quien se atreve a pronunciarse, a emitir juicios de valor y a intentar contradecir argumentos formados con simples opiniones vacías, es cuanto menos una persona muy atrevida, y no lo confundamos con valiente, porque ser valiente es otra cosa.

Estamos en presencia del efecto Dunning-Kruger, opinar de todo sin tener ni idea, el ser ignorante de la propia ignorancia. Después de todo, el que menos sabe es el que más habla.

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