Creatividad femenina

Verónica Narváez

Verónica Narváez Terán

En las causalidades de la vida, han llegado a mí un par de libros envueltos en historias, mitos sobre los arquetipos femeninos asumidos desde contextos psicológicos y culturales. Entiendo que son rasgos de las mujeres que varían dependiendo de muchas perspectivas. Quería compartir cómo juega la creatividad en nosotras, cómo se liga con la vivencia de los sentimientos que podamos tener.

Pero antes, solo con fines informativos, les menciono los tipos de arquetipos femeninos en términos generales: madre/protectora, doncella/inocente, hechicera/sabia, guerrera/fuerza, seductora/femme fatale, reina/gobernante y artista/creativa. Es clave entender que los arquetipos son patrones de comportamiento, imágenes o símbolos que resuenan a un nivel profundo en la psique humana. Todos compartimos un poco más o un poco menos de todos, pero convivimos con todos. A la complejidad de la mujer se suma su variabilidad en los ciclos femeninos.

En mis vivencias, me resonó indagar qué pasa cuando perdemos la creatividad. En ese camino, encuentro dos factores interesantes que comparto: primero, la importancia de explorar la creatividad en la fase preovulatoria (con niveles altos de estrógeno); y, por otro lado, el descongelar sentimientos. Sí, la creatividad está tan ligada a la conexión de nuestros sentimientos que mandar al refrigerador el corazón solo congela la capacidad creadora.

Al abrazar la complejidad de estos patrones, nos damos permiso para ser no solo creadoras, sino también exploradoras valientes de las múltiples dimensiones que componen nuestra esencia femenina. En este proceso, la creatividad se convierte en una aliada inseparable, guiándonos en el descubrimiento constante de quiénes somos y quiénes podemos llegar a ser. Es igualmente importante comprender que el motor de los sentimientos nos mueve con velocidad, y es en esa realidad donde entendemos que nuestra primavera sigue a cualquier invierno del alma.

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