Contaminación y muerte

Luis Intriago Luna

Luis Intriago Luna

La inconsciencia, el quemeimportismo y la ignorancia están haciendo morir al planeta y con ello al mismo ser humano, al contaminar el medio ambiente como las aguas de los ríos, lo cual será acabar con la vida.

 La contaminación ambiental afecta a la población y el equilibrio de los ecosistemas, estando expuestas a la inhalación y la absorción de líquidos como el agua, el aire, etc. Todo aquello contaminado por desechos tóxicos, obviamente que en todo este fenómeno mucho tiene que ver el desarrollo de la industria, generando problemas   respiratorios y de la piel; pues la toxicidad es altamente nociva. 

Hoy pocas son las medidas de prevención y preservación del medio ambiente que las autoridades nacionales y seccionales adoptan al respecto; conviene citar dos casos:  la contaminación de los ríos de Santo Domingo de los Tsáchilas que están siendo afectados por un abrupto maltrato al agua por sus pobladores. Igualmente, en el cantón El Carmen sus moradores mantienen a los ríos La Esperanza y Suma en terapia intensiva, rellenando sus riveras con basura, plástico y otros desechos, generados por la mano del hombre; cuando estos ríos en otra época eran para bañarse y consumir agua cristalina.

 Los alcaldes deberían prometer en sus campañas limpiar sus riveras y proponer ordenanzas para sancionar a quienes se atreven contaminar sus aguas y así proteger nuestras fuentes hídricas. La industria con sus desechos son el gran contaminante, sin ninguna prevención.  

Causa repudio observar cómo gran cantidad de conductores botan a la calle botellas y otros desperdicios, algunos consumidores igual lo hacen; desconociendo la primera ordenanza que se debería impartir desde el hogar: “sea aseado y la basura en su lugar”. 

Igual debería replicarse en la calle: “pues no es más limpia la ciudad que más se barre sino la que menos se ensucia”. Botar basura a la calle sería como embarrar con estiércol a la propia madre. Los municipios deberían a estos desadaptados hacer conocer su deber a efecto de que respeten el lugar donde viven como a su madre.

Hasta que dejemos de ser desaprensivos que Dios nos ampare

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