Durante la esclavitud, los esclavos con la piel más clara fueron seleccionados a menudo para hacer el trabajo de la cocina y la limpieza dentro de la casa del amo, mientras que aquellos con tez más oscura eran dejados para el agotador trabajo hecho en los campos de la plantación. Los primeros eran a menudo los niños de los dueños de esclavos, producto del abuso a manos del dueño y la violación, comúnmente se les concedió trato distinto. Algunos incluso se les ofreció la oportunidad de trabajar fuera de la plantación para que pudieran comprar su libertad.
Toda esta parte de la historia es bastante conocida y hoy en día envían el mismo mensaje: Premian la piel clara y deshumanizan, oprimen e invisibilizan la vida de las personas negras de tonos más oscuros. Las implicaciones de la clase, orientación sexual y género complican aún más los efectos del racismo y el colorismo. La entronización, a menudo sin control, de las vidas de piel clara y narrativas dentro de las comunidades negras, en muchos sentidos mantiene el privilegio y la supremacía.
Es cierto que la piel clara contra la piel oscura es un contraste. Es cierto que lo que realmente puede hacer daño a nuestra identidad es interrogar a nuestra propia gente. Es cierto que también los negros de piel clara se ven afectados por los efectos del racismo y otras formas de opresión. Y también es cierto que se nos da un privilegio injusto ante todas las personas, todos los espacios y en la sociedad en general, y tenemos que ser conscientes de ello.Tenemos que entender que nuestras experiencias como negros son diferentes de otras, incluso si compartimos algunas de las mismas dificultades. Tenemos que centrar las voces de la gente de piel oscura, no solo la nuestra, porque ya estamos sobrerrepresentados.