Rogelio Morales Cattani
Mucha gente (me incluyo) vivimos “buscando verdades” en relación al comportamiento humano del cómo reacciona a los diferentes estímulos.
Cuando una mayoría de personas elige una y otra vez a gobernantes con claros e inocultables antecedentes de corrupción (no hay cómo ocultar una refinería que no existe, por ejemplo), podríamos pensar que muchos de ellos en los últimos años están llegando al poder mediante “fraude electoral” o que penosamente un segmento de la población justifica y acepta el hurto, con la esperanza que “le salpiquen algo”, o que en su interior, disfruten de una suerte de ”sadismo social” donde a un grupo de depredadores no les importa el esfuerzo de las personas y familias agredidas en su economía, mientras los “verdaderos delincuentes” viven vidas paralelas, jugando a autocalificarse de humildes, cuando en realidad son manipuladores que tienen fijación por el dinero ajeno y el de los jubilados y suelen llevarse “el santo y las limosnas”.
Igual que la oligarquía responsable del feriado bancario, que luego asomaron con otras caretas que cubrían los mismos rostros, el país pasa de unas manos a otras donde los mismos de siempre, viven sin conciencia social y solo en vísperas de las elecciones aparecen casi, casi, “orinando agua bendita”.
Dónde está la verdad de una región extremadamente rica en recursos naturales y extremadamente pobre por culpa de políticos deshonestos y empresarios entontecidos por el dinero. Aunque hay excepciones.
Solo el tiempo pondrá en su lugar las cosas y tiempo es lo que menos tenemos para desarrollarnos como sociedad y poner en el lugar que les corresponde a quienes traicionan a los intereses nacionales. Lastimosamente, existen verdades comunes que no pasan las pruebas de nuestros cuestionamientos, porque continuamente una “nueva verdad” despeja unas dudas, crea otras y el espiral se mantiene.