Apretar es limitar

Ruby Mena Melo

Ruby Mena Melo

El acto de dejar ir las cosas que duelen es un proceso fundamental en la búsqueda de la paz interior. A lo largo de la vida, todos experimentamos situaciones, relaciones o eventos que nos hacen daño. La capacidad de soltar y liberar estos lastres emocionales no solo es esencial para nuestro bienestar psicológico, sino que también nos permite crecer y avanzar.  No es darse por vencido, no es un acto de debilidad.

En realidad, forma parte del ciclo de la vida, donde cada paso que damos nos sirve para alejarnos de lo que no puede ser, de lo que hace daño, de lo que no encaja con nosotros.

Muchas veces, cortar vínculos y dejar vacías nuestras manos de lo que antes nos llenó de alegrías y esperanzas es algo doloroso. No obstante, cuanto antes lo asumamos, más preparados estaremos para superarlo.

No hay nada que esclavice más que aferrarse al pasado. El pasado no se borra, ni se edita, ni se olvida, pero nos enseña.

Dicen por ahí que «si no está para ti, no estará para ti aunque te pongas; y si está para ti, estará para ti aunque te quites».  La frase no es aplicable en ninguna situación en la que tú puedas esforzarte, buscar soluciones alternativas, reflexionar o dar más. Pero si piensas tranquilamente, hay muchas situaciones en la vida en que sí te ahorrarías energía, tiempo y desgaste.

En una sociedad impulsada por el éxito, el logro y la competencia, a menudo sentimos la necesidad de controlar nuestro destino. Esto puede llevarnos a intentar forzar situaciones o relaciones que, en realidad, no están destinadas a ocurrir.

Aprender a aceptar lo que no es para ti es un acto de valentía. Entender que no todas las oportunidades son las adecuadas te permite liberar la carga de la presión y las expectativas. En lugar de resistir la corriente de la vida, aprendamos a fluir con ella. Permítete ser auténtico y vivir de acuerdo con tus valores y deseos verdaderos.

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