En las construcciones de arquitectura gótica, “el pináculo” es la parte más alta, al igual que los sentimientos, que son la parte más alta de los afectos humanos. “El pináculo” de nuestros afectos debería ser la familia y la sociedad en la que vivimos y a la que damos cuenta de nuestros actos, ella en cambio nos debería garantizar: salud, educación, trabajo digno y seguridad. No es mucho, son apenas cuatro condiciones básicas a las que todo ser humano aspira.
La corrupción endémica y enquistada, impide que el estado a través de los diferentes gobiernos, cumpla con la gente, las causas, … una creciente y sostenida corrupción enraizada entre políticos y funcionarios de muchas instituciones estatales y privadas, convertidos en máquinas que no se mueven si no son “aceitadas” y esto es difícil de erradicar, menos, si no hay decisión política. Esta descomposición de doble vía, es una autopista “bacheada” con el sufrimiento de los más pobres, en beneficio de una clase socio-política-financiera que controla y maneja piezas grandes, medianas y pequeñas en un sistema que viene fracasando desde hace muchos años.
Cuando Gutenberg inventó la imprenta, con él se asociaron Has Riff, Andreas Dritzehn y Andreas Heilmann, quienes lo apoyaron financieramente en forma incondicional. En aquella época solo había cuatro tipos de caligrafía: letra negra o gótica, una forma de letra gótica un poco más grande y menos redondeada, una gótica utilizada básicamente en ediciones y libros de lujo y la “littera antiqua” que era una forma de escritura redondeada, empleada en los textos clásicos de humanismo. Luego fueron apareciendo otras formas de letras como la “cancelleresca”, “itálica”, “gótica”, “arial” etc.… Ahora cualquiera, con cualquier tipo de letra se cree con derecho a escribir, firmar contratos y “peñiscar” los recursos del estado.
Afectos y desafectos, honestidad y honradez, son valores a rescatar en funcionarios públicos y privados que, con sueldos justos, viven como millonarios en base a coimas y prebendas.