¡Cada uno, cada uno!

Juan Francisco Mora

¿En dónde se produce la intersección entre la realidad del ciudadano común y la posibilidad de un diálogo social?
La situación actual del país nos sacude a todos, incrementando las preocupaciones y la atención de cada ecuatoriano principalmente en temas de su supervivencia: seguridad, empleo, salud, educación, vivienda y convivencia armónica.
Esta urgencia vital le resta al ciudadano el tiempo, interés y posibilidades para sentarse a dialogar y encontrar soluciones para su comunidad. El sentido de supervivencia, además, va conectado con el individualismo, restando importancia al valor de lo comunitario.
Por el contrario, cualquier proceso para la construcción de un pacto social se fundamenta en potenciar ese mismo sentido de comunidad. Dialogar alrededor de la problemática nacional exige reconocer que todos somos parte y, a la vez, corresponsables. Pero también demanda voluntad, tiempo, trabajo, dedicación y esfuerzo.
Si la realidad mata la posibilidad de fortalecer espacios para el encuentro social, corremos el riesgo de dejar la construcción de esos pactos sociales para quienes aparentemente están obligados a sentarse a conversar (los diferentes niveles de gobierno) y los pocos liderazgos con sentido cívico del país.
Para los demás, la prioridad es la supervivencia. Y esa supervivencia es la que cada uno procura. ¡Cada uno, cada uno!
Entonces, ¿Hay espacio para el diálogo social? ¿Hay la posibilidad real de construir acuerdos colectivos?
Nos urge recuperar el sentido de comunidad y la necesidad de sentarnos a dialogar sobre cómo resolver la crisis nacional y las realidades locales.
Nos urge priorizar la configuración de comunidades sólidas, en donde se pueda tejer una red de confianza y acuerdos colectivos.
Nos urge dialogar, construir pactos sociales y actuar con sentido de comunidad antes de que la individualidad nos divida irreconciliablemente.