Aprendizaje, razonamiento y autocorrección

Aprendizaje, razonamiento y autocorrección
Álvaro Peña Flores

Álvaro Peña Flores

Dentro de las seducciones que hoy en día nos cautivan, están las relacionadas con la inteligencia artificial. Nada más entrar a un consultorio médico, a un departamento, a una oficina, o a alguna casa moderna, y nos encontramos con Siri o Alexa que nos embelesa con el trabajo que realiza, trabajo que nos ahorra el nuestro y que nos hace ver más sofisticados y modernos. 

En un principio, la IA fue diseñada para resolver problemas geométricos, fórmulas matemáticas o teoremas, sin embargo, el empeño y trabajo por ir más allá ahora nos permite resolver problemas del sentido común, de las emociones, de la inteligencia humana y de deberes que solo los seres vivos racionales los podíamos hacer.

¿Hasta qué punto la IA es beneficiosa para el hombre? Quizá suena a pregunta moralista o retrógrada, pero es importante analizar hasta dónde le permitiremos a la tecnología que reemplace al hombre, no sólo en asunto de trabajo o cuestiones de investigación y desarrollo, sino que al paso que vamos, el ser humano como tal, será desplazó por completo en emociones, aptitudes y sentimientos.

Y es una cuestión que en verdad asusta, porque resultado de este desplazamiento vendrá un sin sentido del hombre: un robot realizará el trabajo, una computadora pensará por nosotros, una máquina suplirá las emociones y sentimientos que sólo otro ser humano nos lo puede suministrar. 

No se niega los beneficios que nos otorga la IA: nos facilita las cosas, nos hace vivir más cómodos, nos ayuda a resolver problemas de ciencia y tecnología, sin embargo, es necesario analizar hasta qué punto nos gobierna. No olvidemos que, el aprendizaje, el razonamiento y la autocorrección son facultades propias del ser humano y como tales, no deberían ser reemplazadas por máquinas, al menos, sin responsabilidad. 

Como siempre lo digo, que toda esta novedad y tendencia nos haga mejores humanos con el resto del mundo.

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