Higienizar al IESS

Wellington Toapanta

El sostenido deterioro operativo del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) no se detiene ni se detendrá mientras subsista el desfinanciado y demagógico “seguro universal obligatorio” establecido en el 2008, como el constante escamoteo de pagos de deudas multimillonarias y obligaciones legales.

Los registros históricos de la seguridad social en el Ecuador no son halagüeños. En 1939, la Caja de Pensiones tuvo déficit actuarial de 109 millones de sucres, que aumentó en los dos años siguientes, cuando, hace 82, se estableció el “seguro social obligatorio”. Al 2024 no existen cifras consolidadas, pero superarían $ 6.000 millones.

El irresponsable inspirador del “seguro universal obligatorio”, en el 2008, casi triplicó las prestaciones de salud del IESS sin financiarlas. Desobedeció el Art. 371 de su Constitución, que ordena ingresar en el Presupuesto General del Estado los recursos para ser “transferidos de forma oportuna” y le escamoteó el 40% para el fondo de pensiones. ¿Su ánimo fue liquidar el instituto, como al Ecuador?

Oficialmente se dice que el IESS tiene 3’170.000 afiliados que cubren tarifa plena, solo 294.674 afiliados de 3.2 millones de trabajadores independientes, cerca de 600.000 pensionistas, pero da servicios de salud a más de 6 millones de personas.

Tal desbalance se traduce en deficientes prestaciones de salud y sistemáticas desinversiones de activos, pero no cesa de financiar al gobierno multimillonario deudor moroso. Si el BIESS fuese administrado profesionalmente, por sanidad, este cliente habría sido declarado no elegible, pero, insólitamente, se apresta a concederle nuevo crédito a tasa incierta.

Quienes hicieron del IESS burro pie para gestar movimientos políticos, licuar deudas gubernamentales y otras tramas, ahora pretenden, burlándose de afiliados y jubilados, elegir presidente del IESS, someterlo a juicio político, facultades parlamentarias ausentes en la Constitución, y rechazaron alternativas de pago del multimillonario deudor, distorsionando una iniciativa popular. Solo una sensatez del colegislador presidencial vetará totalmente el despropósito correísta.

Preciso es higienizar al IESS, al BIESS. La desinfección no está en adicionar administradores, en abonar su obesa burocracia, sino en administraciones profesionales, que redunden en técnica, ética y transparencia.