Unas pocas ‘bofetadas’ diarias

Alejandro Querejeta Barceló
Alejandro Querejeta Barceló

Las protestas de la eufemísticamente llamada “comunidad en el exterior”, es decir, el exilio político, social y económico, así como las concentraciones de “reafirmación revolucionaria” promovidas por el régimen cubano, tienen como piedra angular la incertidumbre sobre el porvenir económico. En 62 años de improvisaciones, disparates, corruptelas, endeudamientos y despilfarros, el problema sigue sin una solución previsible.

Los profusos “abanderamientos” y ejercicios retóricos huecos desde 1959 a la fecha, no han podido solucionarlo. Las libretas de racionamiento, el mercado negro y las colas para obtener una pobre canasta de productos básicos son bofetadas diarias a los cabecillas de régimen.

Cuba carga sobre sí una aplastante deuda externa. Según una información de la agencia AFP, En 2015, “el Club de París, de 14 Estados miembros, condonó 8.500 millones de dólares de deuda sobre el total de 11.100 millones que le debía Cuba”. Siempre según AFP, “Cuba recibió condonaciones por 6.000 millones de dólares por parte de China en 2011, 487 millones por parte de México en 2013 y 35.000 millones por parte de Rusia en 2014”. Además, el régimen de La Habana “está en default con Brasil desde 2018 y le debe a Argentina 2.700 millones de dólares por una deuda contraída en los años 1970”.

En 2017, el último año en que Cuba reportó su deuda externa, debía $17,800 millones. Según datos oficiales, “el PIB se desplomó 11% en 2020, su peor caída en casi 30 años”. Ahora, desde luego, todo se agrava por la pandemia.

Sin contar con las ayudas de la Unión Soviética desde la década de los años sesenta, y de Venezuela, el régimen cubano ha tenido acceso a un amplio abanico de mercados. Ante este panorama, parecería ridículo hablar de la eficacia del bloqueo. Se trata de un trágico “barril sin fondo”, en el que los principales perjudicados y acreedores son, precisamente, los cubanos de a pie.

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