Un parque con un manejo ejemplar

Rosalía Arteaga Serrano

La visita a los países a los que me lleva fundamentalmente el afán de compartir experiencias, a través de la participación en seminarios, foros, congresos, hizo que mis pasos se dirigieran a Kinshasa, la gran capital de la República Democrática del Congo, la antigua Zaire, un pueblo que ha sufrido duramente para conquistar su libertad.

La oportunidad de esta visita hizo que me adentrará en un magnífico parque, el Parc de la Vallée de la Nsele, un parque ecológico, reserva de la vida silvestre, ubicado a 24 kilómetros del aeropuerto internacional de Ndjili, que da servicio a Kinshasa, la capital y a 50 kilómetros de esta.

He estado en otras oportunidades en diversos parques, también en África, pero lo que me llamó la atención en este es el cuidado en el manejo de los deshechos, la provisión de servicios ofrecidos a los visitantes y también la preocupación por la sustentabilidad, aprovechando que el parque está cruzado por el río Nsele, que le provee no solo de pesca, sino también de la fuerza de sus aguas para la generación de energía hidroeléctrica que en ocasiones es sustituida por la provisión de energía proveniente de la biomasa.

Buena parte de lo que pude observar en este parque se debe a la visión de su director general Gommaire Pelgrims, con una hoja de vida impresionante y que ahora tiene un manejo del parque del Nsele que puede servir de ejemplo a otros parques nacionales, reservas, áreas protegidas, santuarios ecológicos y de la biodiversidad.

La belleza de los paisajes conmueve, así como la vocación por el manejo de la biodiversidad, con la recuperación de especies en peligro de extinción, pero también la preocupación por la atención a los visitantes, la generación de empleo y la interacción con los habitantes de la zona.

Visitar el Parc de la Vallée de la Nsele fue un privilegio que me dejó una serie de enseñanzas positivas.