Un país en crisis

Rodrigo Contero Peñafiel

El éxito personal se refleja cuando construimos nuestro propio camino; por ello, el primer paso del liderazgo no es dirigir a otros, sino aprender a dirigirse a uno mismo mostrando que es capaz de construir el camino. Ninguna persona quiere seguir a un líder que no sabe cómo alcanzar el éxito. Todos quieren ser parte de un equipo si saben que este tiene probabilidades de ganar.

Un pueblo que ha perdido la esperanza en sus dirigentes y políticos ¿qué tan alto puede llegar? El desafío más grande de un líder es aprender a ser persona para entender la naturaleza humana. A la gente le gusta los líderes a quienes no hay que obligarles ni presionarles para que trabajen, sino a quienes saben hacerlo legalmente y en el tiempo debido; que son estrictos consigo mismos, que saben trabajar en equipo con compromisos individuales y colectivos para no delinquir ni caer en la corrupción y la vergüenza; que hacen el trabajo agradable sin olvidar de dónde vienen ni la organización a la que representan; que son sinceros y francos, que tienen criterio y coraje suficientes para decir no a cualquier indecencia; que hablan con la verdad y pueden superar los obstáculos; que si se equivocan aceptan su error y saben rectificarlo.

Muchos políticos que ostentan cargos públicos o de representación popular son una vergüenza para el país. Todos tenemos la facultad de tomar decisiones sobre la base del conocimiento razonado y legal del problema, no del contexto inmediato, la venganza o los réditos políticos y económicos que se pretendan conseguir. Las decisiones hay que tomarlas de manera correcta y responsable, y no lo que conviene a grupos políticos que viven del engaño y la mentira.

La falta de personalidad entendida como: “el conjunto de características psíquicas que identifican y diferencian a cada persona” nos dan la imagen de la clase de dirigentes políticos que, sin cultura ni preparación alguna siembran el caos en el país, donde las prioridades de la población ante los embates de la naturaleza y la inseguridad son otros. Difícil que equilibren su personalidad, trabajen y dejen trabajar para salir adelante. Es de su responsabilidad el fastidio de todo un pueblo.