Tiro al pie

¿Cómo nos afecta la llegada de más gente a Quito si no se puede pedir nobleza de espíritu a nuestras autoridades ni provocar consensos sabios? ¿No hay reflejo en ese Parlamento convertido en espejo corruptor del caos e impulsor del chantaje, sobornos y la mentira política? ¿No hay huella en esa Alcaldía convertida en unidad de embuste, distorsionadora de hechos y peligro para la vida? ¿No llegó acaso agua potable sabor a combustible y siguen las planillas eléctricas disparadas mientras se autoriza subir el pasaje del transporte en medio del maltrato, la pandemia y hambruna multiplicada?

Jorge Yunda quiere sorprender con una estrafalaria y grosera puesta en escena de la tarifa cero del metro. Una argucia ratonil y tiro al pie para hacer felices a todos. Lo que sí ni pío sobre ciudadanía, ética y diálogo. Nada sobre la llegada de afganos a Quito, ni la miseria por un conflicto geopolítico mundial y la ocupación territorial por acá. Nada sobre la saturación urbana de servicios públicos, uso de agua, manejo de basura y soberanía, luego del oleaje masivo de venezolanos que deambulan en esquinas y plazas.

Esa apoteósica consagración del silencio y mentira política se reviste de adoradores y adoratrices yundistas (eufemismo correísta). De un taxismo anacrónico y lo peor del oscurantismo del transporte público. De choferes asesinos tan peligrosos como los talibanes con fusiles. Es que el Municipio de Quito es la vitrina dramática de una democracia moribunda fuera de las cajas de resonancia de televisoras y redes que forman parte del mucho ruido y furia en previos de nuevas campañas electorales.

No es un imposible jurídico la ‘Muerte Cruzada’ que podría cerrar el reciclaje del reparto y apogeo del delito. Pues, la gran mentira política encierra y supone verdades ocultas en los parlamentos que cobijan: cinismo y negacionismo. Bella Jiménez, arfil y peón de un jaque mate anunciado; la inmaterialidad de Guadalupe Llori en el ojo del Minotauro y la apología de Rosa Cerda para ‘robar bien’ como catalizadores. Basta del trillado monólogo anticorrupción cual bala perdida pues asistimos a la vista teatral que revela la representación del poder en delincuentes y truhanes que no nos representan.

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