Terrorismo

Rodrigo Santillán Peralbo

Desafortunadamente, el Gobierno Nacional llama terrorismo a cualquier acto delincuencial, sin analizar que la palabra implica la siembra del terror entre la población civil por parte de organizaciones o grupos de diferentes ideologías, para promocionar y alcanzar objetivos políticos, sociales o económicos.

El terrorismo se caracteriza por la sistemática forma del ejercicio de la violencia que es ejecutada como una metodología o táctica planificada para atemorizar a sectores sociales diversos, para, finalmente, imponer tesis, prácticas o usos de mando y de gobierno. Cuando el miedo se impone, los grupos humanos se tornan débiles y obedientes.

El terrorismo no es patrimonio de personas o grupos, pero ha sido usado de manera indiscriminada en política o economía para manipular a las masas y alcanzar el poder, para, desde la cumbre, gobernar a los pueblos que, por temor, se tornan sumisos al enterrar la rebeldía con la que nace el ser humano.

Si el terrorismo se impone desde el ejercicio del poder, se trata de un terrorismo de Estado como el que practicó el fascismo tanto en Europa con Hitler o Franco, o como ocurrió en América Latina con Pinochet en Chile o Videla en Argentina. En cualquier caso, la palabra tiene fuertes connotaciones políticas a más de semánticas, pero usado irresponsablemente para calificar de terroristas a opositores de un Gobierno es en sí, una aberración mental.

El terrorismo es sistemático al pretender dominar a los pueblos desde el uso del miedo mediante actos públicos que impone un Gobierno o autoridad. Siempre merecerá el rechazo total por su violenta irracionalidad. En estos tiempos de tan elevado desarrollo de los medios de comunicación social, recurrir al terrorismo físico o verbal es una ofensa a la inteligencia popular.