Superverdades a medias

No solo las coimas son a medias las ganancias, entre el particular que ofrece y el que  resuelve darle  un contrato público, también las verdades a medias son los más parecido a las mentiras, o mentiras light, como se denomina a los alimentos en que se ha reducido el contenido de calorías (en azúcares, sodio, grasa), como se acostumbra promocionar  productos  para ganar clientes.

En  el  caso “Don Naza”, en el que se ha estafado a ciudadanos ofreciendo altas tasas de interés, hay verdades a medias,  tales  como:  (1) Que  gente pobre  incauta ha caído para ganarse “unos centavitos”; (2) Que han hecho cola para ser estafados. Primero no son “centavitos” los invertidos,  son miles de dólares, desde mil, dos mil,  cinco mil, cien mil hasta seiscientos mil dólares. Lo que da a entender que los pobres no son tan pobres o son mensajeros de lavadores de dinero. Segundo, la cola también es para estafar, pues todos sabemos de la famosa “pirámide”: los primeros aprovechan, los que vienen son los estafados o convencidos por los primeros. Los que han entregado tales  dineros saben de bancos, “chulqueros” y de tasas de interés; al menos hay poca ingenuidad.

La Superintendente de Bancos ha afirmado que se ha enterado de tales delitos “por los medios” y que corresponde conocerlos  a la Fiscalía y Policía, que esa institución solo protege a las instituciones controladas. Quiere decir que las captadoras ilegales de dinero pueden actuar ante la inoperancia de la Superintendencia, aunque señala que dicha institución  tiene cientos de denuncias al respecto. Ergo: “está en la luna de Valencia”. Entonces tiene que haber estafas públicas, atentados criminales, para que surja preocupación institucional,  hasta que se dé otra “pirámide”.

Sostiene  esa funcionaria de control  que la causa es la pandemia, por la pobreza resultante, y  la “terrible  falta de educación financiera”, cuando es público que antes de la plaga se dieron  el caso “Notario Cabrera” y,  en los Estados Unidos,  el sistema piramidal “Ponci” y Madoff (2008), por millones de dólares. Sostener “certezas falsas” es la manera de enfadar a todo el mundo.