La amenaza del terror

Sofía Cordero Ponce

El movimiento indígena de Cotopaxi convocó para este 9 de febrero, a la primera movilización contra el Gobierno de Daniel Noboa. Según los dirigentes, la convocatoria “será pacífica”, el objetivo es reclamar por la inseguridad y rechazar el alza del IVA. Inevitable que esta noticia no genere alerta, después de las dos últimas experiencias de protesta lideradas por la Conaie, en octubre de 2019 y en junio de 2022. En aquellas, el simbolismo identitario y la fuerza democratizadora heredada del levantamiento indígena de 1990 fueron reemplazados por la violencia urbana, perpetuada por bandas que sin mostrar el rostro generaron terror en las calles.

Octubre de 2019 fue para Leonidas Iza, la expresión de “nuevas formas de poder popular” que triunfaron no solo porque el Gobierno de Lenín Moreno se vio obligado a derogar el decreto 883 de eliminación de subsidios, sino porque “el Estado perdió el control durante once días”. Hasta ahora lamenta que octubre “no logró constituirse en una situación revolucionaria”. Junio de 2022 fue un ‘déjà vu’. Esta vez los revolucionarios seguidores de Iza, bien articulados en la Asamblea Nacional con el correísmo, el socialcristianismo y los autodenominados Pachakutik rebelde buscaban la destitución del presidente Guillermo Lasso. Más tarde, en febrero de 2023, durante el Consejo Ampliado de la Conaie, Iza exigió la renuncia del presidente Lasso y pidió a la Asamblea Nacional que inicie un juicio político en su contra. El juicio político llegó en marzo y en mayo, la muerte cruzada.

Ahora, en febrero de 2024, tras la revelación del caso Metástasis y la declaratoria de conflicto armado interno, el Estado lleva adelante la iniciativa más sólida hasta ahora. Sin embargo, las pretensiones de Iza se mantienen intactas desde octubre de 2019, en la búsqueda del descontrol, el debilitamiento del Estado, y el triunfo de un supuesto poder popular que detrás de rostros encubiertos causa terror.