Si no lo hacemos todos

Paco Moncayo Gallegos

La bella provincia de Esmeraldas enfrenta una situación de extrema inseguridad. Según datos de la Policía Nacional, publicados en los medios, presenta una tasa de muertes violentas de 63 por 100.000 habitantes (413 en lo que va del año) y su población es víctima de robos, amenazas y extorsiones. En esas condiciones se dificulta la recuperación de su economía afectada gravemente por el terremoto del 2011 y por la pandemia. Hay empresas que han migrado hacia otras provincias y otras que simplemente han cerrado sus negocios. Una de las principales fuentes de empleo e ingresos de la Provincia, el turismo, se encuentra muy afectado. En el feriado último, mientras la ocupación de hoteles en el país fue del 43%, en Esmeraldas apenas llegó a un 15%.

El coronel Willam Calle, comandante de la subzona 8, presentó, en un canal de televisión, un alarmante diagnóstico sobre la inseguridad de la ciudad. Explicó sobre la enorme dimensión de la amenaza de los delincuentes llamados Tiguerones; lamentó la falta de apoyo de las autoridades locales a las unidades de policía comunitaria (UPC). Puso énfasis en que la seguridad ciudadana no la hace solamente la Policía, que es tarea de todos. Insistió en la importancia de la prevención y lo difícil y costosa que es la represión y la rehabilitación. Destacó la importancia de la familia, el sistema educativo, las instituciones de protección social y, en particular, la Justicia, uno de los puntos más débiles en la lucha contra el crimen organizado. Se quejó, en fin, de la ausencia del Estado.

El comandante zonal, coronel Holger Cortez, coincide con Calle en que: “Al final, la solución es integral”. Le preocupa la situación de los jóvenes que ni estudian, ni trabajan y de los numerosos habitantes de calle; que no haya negocio lícito que resista la extorsión; la falta de apoyo de todas las autoridades y del conjunto de la sociedad a una Policía que ve con dolor caer a sus integrantes en el cumplimiento del deber, pero no va a dejarse amedrentar. Insiste: “Si no lo hacemos, esto se volverá tierra de nadie”.

Es deber de todos escuchar esta angustiosa demanda de los comandantes policiales y entender el alcance de su advertencia.